La inteligencia artificial está impulsando un nuevo ciclo de encarecimiento en el sector del hardware. El auge de esta tecnología no solo ha incrementado la demanda de tarjetas gráficas o procesadores, sino que también ha provocado un fuerte aumento en el precio de la memoria RAM y los chips de almacenamiento NAND y DRAM. Lo que comenzó como un fenómeno puntual ya se ha convertido en una tendencia global que afecta tanto a consumidores como a fabricantes.
La marca SanDisk, propiedad de Western Digital, ha anunciado incrementos de hasta un 50 % en el precio de sus chips NAND, utilizados en unidades SSD y dispositivos de almacenamiento masivo. La compañía justifica esta medida por la escasez de suministro y la creciente demanda proveniente de centros de datos dedicados a inteligencia artificial. Otros fabricantes como Samsung, SK Hynix o Micron también están ajustando precios al alza, algo que ya se nota en el mercado de consumo.
La IA acapara recursos y encarece la producción
Los grandes modelos de IA, tanto de entrenamiento como de inferencia, requieren una enorme cantidad de memoria. A diferencia de la minería de criptomonedas, que dependía casi exclusivamente de la potencia gráfica, la IA utiliza todos los componentes del sistema: GPU, CPU, RAM y almacenamiento. Esto ha provocado un desequilibrio en la cadena de producción, ya que los centros de datos compran memoria en masa para sus servidores, dejando a los fabricantes sin capacidad suficiente para abastecer al resto del mercado.
Según datos de DigiTimes y PC Gamer, los plazos de entrega de discos duros empresariales han llegado a superar los dos años en algunas regiones de Asia. En paralelo, los contratos de memoria DRAM han subido más de un 20 % en los últimos meses, mientras que los precios de los SSD de gama alta aumentan de forma progresiva. Firmas como Corsair o Kingston ya reflejan esa tensión en sus catálogos: un kit de memoria DDR5 de 64 GB a 6400 MT/s puede superar los 500 euros, algo impensable hace un año.
Una tendencia que afectará a todo el mercado
El impacto no se limita al sector profesional. Marcas de smartphones como Xiaomi han reconocido que el encarecimiento de los chips de memoria está afectando al coste final de sus dispositivos. Lo mismo ocurre con fabricantes de ordenadores y portátiles, que están trasladando parte del sobrecoste al consumidor final.
Los analistas prevén que esta situación se prolongue, al menos, hasta 2026 o 2027, ya que construir nuevas fábricas o ampliar las existentes lleva años y requiere inversiones multimillonarias. Mientras tanto, los precios seguirán ajustándose al alza conforme la inteligencia artificial siga expandiéndose a todos los sectores.
Para quienes planeen montar o actualizar un PC, el consejo es claro: anticipar las compras. Los expertos no esperan grandes bajadas de precio en los próximos meses y, de hecho, advierten que podrían llegar nuevos incrementos si la demanda de memoria para IA sigue creciendo.
Aunque la inteligencia artificial promete transformar la tecnología, también está redefiniendo sus costes. Y por ahora, parece que los consumidores serán quienes paguen el precio de ese futuro inteligente.
