Google ha conseguido evitar una decisión radical en un importante caso antimonopolio en Estados Unidos. El juez federal Amit Mehta ha dictaminado que la compañía puede conservar su navegador Chrome, dejando intacto uno de sus productos principales. Sin embargo, se le impone la obligación de compartir datos clave de búsqueda con sus competidores y prohibiciones para evitar prácticas exclusivas que bloqueen la competencia.
Contexto y demandas originales
El Departamento de Justicia de EE.UU. solicitaba la venta forzosa de Chrome, ya que argumentaban que al controlar el navegador más utilizado del mundo (más del 65% de cuota), Google obtiene acceso privilegiado a datos de los usuarios que potencian su negocio de publicidad segmentada, marginando rivales.
Además, la denuncia acusaba a Google de firmar acuerdos exclusivos con fabricantes y otros navegadores para que preinstalaran sus productos (como Chrome y Google Search), limitando así la competencia.
La sentencia y sus medidas
Aunque el juez reconoció el carácter monopolístico de Google en el mercado de buscadores, decidió que la venta de Chrome sería una medida desproporcionada y podría perjudicar tanto a consumidores como a socios comerciales.
En cambio, el juez impuso restricciones importantes:
- Google debe compartir datos del índice de búsquedas y de interacción con usuarios (datos habituales para mejorar resultados y segmentación) con competidores calificados.
- Se prohíben los contratos exclusivos que impidan a fabricantes de dispositivos o navegadores preinstalar productos rivales, finiquitando así los acuerdos que limitaban la competencia.
- Se permite que Google siga pagando a empresas como Apple (unos 20.000 millones de dólares al año) y Mozilla para mantener su motor de búsqueda predeterminado, pero sin contratos de exclusividad.
Reacciones y efectos
Tras el anuncio, las acciones de Alphabet (empresa matriz de Google) subieron con fuerza, reflejando que los inversores ven la decisión como una victoria relativa para la compañía.
Google anunció que apelará la sentencia, lo que podría retrasar varios años la aplicación de las medidas impuestas.
Por su parte, rivales y reguladores consideran el fallo un paso hacia una competencia más justa, aunque para algunos sectores sea insuficiente y esperasen sanciones más contundentes.
Implicaciones para el mercado tecnológico
Esta sentencia marca un precedente relevante en la regulación del poder tecnológico en la era digital, especialmente en relación con los monopolios en búsquedas e internet.
Si bien Google mantiene su dominio actual sobre Chrome, la obligación de compartir datos y eliminar exclusividades puede abrir espacio para la innovación y permitir que nuevos competidores entren al ecosistema, cambiando poco a poco la dinámica de navegadores y buscadores.