Funko, el conocido fabricante de figuras coleccionables, está atravesando una crisis financiera muy seria que podría llevarle a la quiebra en menos de un año. La propia empresa ha reconocido que existen “dudas sustanciales” sobre su capacidad para seguir funcionando y ha dejado claro que necesita refinanciar, con urgencia, una deuda que ya supera los 240 millones de dólares. El problema va a más: las pérdidas aumentan, el interés en sus productos baja y el futuro de la compañía se complica cada vez más.
Un panorama complicado: deuda y pérdidas
En el último trimestre, Funko ha registrado unas pérdidas de alrededor de un millón de dólares y las ventas netas han caído un 14 % con respecto al periodo anterior, quedándose justo por debajo de los 250 millones de dólares. Esta bajada de las ventas muestra que la demanda de estas figuras tan populares disminuye, pero además saca a la luz un problema más profundo: a la empresa le cuesta cada vez más ser rentable. Para empeorar la situación, Funko cuenta con apenas 39,2 millones de dólares en efectivo al cierre del tercer trimestre de 2025, una cifra muy inferior a la deuda que arrastra.
Causas de la crisis: una tormenta perfecta
Detrás de esta crisis hay varios factores. Por un lado, Funko ha admitido que ha acumulado demasiadas figuras en inventario, saturando el mercado. A esto se suman factores externos: el aumento de aranceles en productos importados de China, Vietnam y México, y los costes crecientes de logística. Como medida extrema, la empresa llegó a destruir inventario valorado entre 30 y 36 millones de dólares que no había conseguido vender, intentando así aliviar la situación.
El golpe tras la pandemia también se ha hecho notar. Con la caída del consumo, las ventas de productos coleccionables han bajado considerablemente. El exceso de inventario y el alto endeudamiento están entre los principales problemas que han llevado a Funko hasta esta situación tan delicada.
Estrategias para sobrevivir: buscando alternativas
Funko está estudiando varias opciones para evitar el colapso. Por un lado, quiere renegociar los créditos y revisar a fondo su funcionamiento interno. El consejo de administración ha empezado un proceso formal para valorar la venta total de la empresa o de alguna de sus divisiones, aunque por el momento no se han anunciado posibles interesados ni resultados concretos.
La compañía también ha modificado en dos ocasiones su contrato de crédito con JPMorgan Chase en 2025, intentando ganar tiempo y encontrar algo de liquidez. Sin embargo, la situación sigue siendo preocupante: si no consigue reestructurar su deuda de forma efectiva, no podrá cumplir con los pagos ni con las condiciones impuestas a finales de 2025.
El momento clave: Navidad y las ventas
La campaña de Navidad será decisiva para Funko. Para intentar mejorar las cifras, han lanzado figuras personalizadas con precios rebajados, apostando a que el consumo propio de estas fechas pueda darles un respiro. Sin embargo, si las ventas no se recuperan y sigue la tendencia a la baja, el riesgo de cierre sería muy alto.
En un comunicado oficial, la empresa ha declarado: “Existen dudas sustanciales sobre nuestra capacidad para continuar operando los próximos 12 meses”. Esto deja claro que la situación es delicada y que, aunque se están tomando medidas, la estabilidad está lejos de estar asegurada.
Reflexión final
El caso de Funko es un buen recordatorio de las dificultades que pueden aparecer cuando una empresa no logra adaptarse a un mercado cambiante. El exceso de inventarios y no reaccionar a tiempo a los cambios del entorno acaba pasando factura. Así, aunque Funko fue una de las marcas de más rápido crecimiento en la última década, su futuro está ahora en el aire. No se sabe si estas figuras tan icónicas conseguirán escapar de la crisis a pesar de los esfuerzos que están haciendo para darle la vuelta a la situación.



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