La Comisión Europea ha impuesto una multa de 2.950 millones de euros a Google por abuso de posición dominante en el mercado de la publicidad online. Esta decisión se fundamenta en prácticas ilícitas que han perdurado por más de una década y que han favorecido los servicios propios del gigante tecnológico a expensas de la competencia. La sanción representa un claro intento de las autoridades europeas de regular el sector de la tecnología publicitaria y asegurar la competencia en este ámbito.
Contexto de la sanción
La multa se deriva de un caso que se inició en 2021, cuando la Comisión Europea comenzó a investigar a Google por indicios de prácticas anticompetitivas. La compañía ha sido acusada de favorecer sus propias plataformas y servicios de intermediación publicitaria, tales como Google Ads, DV360, Google Ad Manager y Ad Exchange (AdX). Esta autopreferencia ha tenido efectos adversos para otros proveedores que ofrecen servicios a anunciantes y editores online.
Entre las prácticas consideradas abusivas, la Comisión destaca que Google impuso restricciones que obligaban a utilizar sus servicios para la compra de espacios publicitarios en su plataforma YouTube. Además, se le otorgó una ventaja competitiva a AdX dentro de sus propias herramientas de compra, con lo que se dejó en desventaja a soluciones de terceros. También se limitaron los accesos a datos relevantes necesarios para que otros competidores pudieran ofertar servicios equivalentes, contribuyendo así a su posición de dominio.
Implicaciones de la sanción
La reciente multa es la segunda mayor impuesta por la Comisión Europea en cuestiones de competencia, solo superada por una sanción anterior contra Google relacionada con su sistema operativo Android, que superó los 4.000 millones de euros. Como resultado de esta decisión, Google tiene un plazo de 60 días para comunicar a la Comisión cómo planea poner fin a estas prácticas y presentar medidas de corrección adecuadas.
En este sentido, la Comisión sugiere que una desinversión parcial en el negocio publicitario de Google podría ser una solución viable para eliminar los conflictos de interés detectados. Si Google no cumple con las condiciones establecidas, la Comisión ha advertido que se podrían imponer nuevas sanciones o incluso solicitar cambios estructurales más profundos en la compañía.
Antecedentes de la investigación
La investigación se centró en el mercado de la tecnología publicitaria, un sector clave que abarca la servición de anuncios DFP, la compra programática de espacios publicitarios, así como la interconexión entre anunciantes, editores y plataformas tecnológicas en Europa. Este escrutinio revela la creciente preocupación de los reguladores sobre el poder de las grandes tecnológicas y sus prácticas comerciales.
El pliego de cargos contra Google se presentó en 2023, y su respuesta no convenció a la Comisión, que finalmente decidió castigar las acciones de la compañía. Es importante señalar que la determinación final de multa fue retenida unos días debido a tensiones entre la Unión Europea y Estados Unidos, relacionadas en parte con conflictos arancelarios, aunque finalmente se adoptó en septiembre de 2025.
Relevancia sectorial
La sanción impuesta a Google ha suscitado una fuerte reacción en el sector de la tecnología publicitaria. Este tipo de medidas regulatorias pone de manifiesto la postura firme de Europa en la defensa de la competencia, todo en un contexto donde las prácticas de autopreferencia y el bloqueo de rivales en mercados digitales son cada vez más analizadas y criticadas. Medios especializados como Xataka y Europa Press subrayan que esta decisión podría marcar un punto de inflexión en la regulación de plataformas digitales, con posibles repercusiones más amplias para la industria adtech.
Los desafíos impuestos por la investigación de la Comisión Europea destacan la complicada dinámica de las grandes plataformas en entornos de alta competitividad, donde la protección del interés público y la promoción de la competencia se encuentran en el centro de las políticas regulatorias.
Por tanto, la multa no solo afecta a Google, sino que también envía una clara señal al resto de la industria sobre el nivel de escrutinio que pueden esperar por parte de las autoridades regulatorias europeas, que están dispuestas a tomar medidas drásticas para preservar la competencia en el mercado digital.
Fuente: Europa Press